Una leve y muy personal historia del erotismo en el comic.
La primera imagen erótica que conservo en la memoria es la portada de un libro, su anuncio, la magnífica espalda desnuda de una mujer con los brazos atados por encima de la cabeza y azotada. El libro se titulaba Katrina. Trataba de la historia de la mujer del zar…Desconozco el autor y no encuentro la portada…ni en red.
Fue la primera imagen que despertó mi imaginación sexual gráfica. Realmente morbosa con cierto toque SM. Toque que fui buscando en otras publicaciones y que evidentemente no era fácil de encontrar en España en los 70.
Mientras tanto había que conformarse con los tebeos de la época y aparte de las bellísimas y castas novias de El Jabato o El Capitán Trueno, El Corsario de Hierro, de Víctor Mora y Ambrós.
El Corsario de Hierro, a mi entender en aquella época adolescente, tenía un planteamiento más perverso en sus argumentos que las aventuras de otros personajes, con un maniqueísmo bien definido tanto en la alambicada perversidad de los personajes malvados, como en la ingenuidad no exenta de inteligencia de los buenos, o en la interrelación entre ellos. Y ahí estaban los sutiles lazos eróticos trazados en torno al Corsario y las mujeres que desfilan por las aventuras:
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