Por la mañana el sol dibuja
una sombra que define los confines del descuidado jardín de la casa de al lado.
Y entre la maraña de ramas despobladas del arce, el gran abeto y el eucalipto
se divida una ventana enrejada y clausurada con un postigo. Enmarcándola, una
pared de enfoscado y ladrillo comidos por el tiempo, debe de ser la planta
alta de la casa, porque está coronada por un tejado vencido y roto que casi deja entrever
sus entrañas.
Tras la casa, césped
descuidado, por donde pasean los perros a sus amos, un camino que se pierde en
sus farolas, y las instalaciones y
torres de la subestación eléctrica, dividendo el cielo con sus cables. Y más al fondo, como castillos, los edificios
de una moderna urbanización.
Por la tarde, un suave tono
dorado lo envuelve todo en franjas, pero manteniendo siempre ese límite, aunque
entonces la luz avanza por el lateral del jardín, apenas definido por una verja
metálica oxidada y doblada y los ladrillos corrompidos por la ruina de lo que
tuvo que ser un muro, por donde pasean los gatos sin amo.
Por alguna oscura razón
algunos desgraciados han tirado la basura por ahí, como si les diera pereza
acercarse a los contenedores que abundan en la calle asfaltada y civilizada, tal vez pretendan mantener la barbarie en sus almas, si es que las tienen.
Estas
bolsas y desechos, latas, frascos, cartones, bolsas, rompen esta armónica decadencia y hacen
rayajos en mi retina.
Cada día miro a la casa y en
la creencia de que nadie puede verme me visto y desvisto sin pudor alguno, sin
bajar la persiana. Es un alivio no tener que bajar la persiana, no poner
cortinas, dejar que el paisaje entre adentro de la habitación como un cuadro
móvil de luz y formas.
Pero hay momentos en los que
imagino que alguien, oculto tras la ventana, puede observarme tras una rendija
que yo no puedo ver sino adivinar. También me pregunto si alguien desde la
subestación puede verme, aunque el reflejo del cielo sobre los cristales se lo
impediría, ¿o tal vez no?
Extrañamente la vista del paisaje desde la alcoba me
llena de paz.
Continuará...
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