Valga este artículo deslavazado y
estas ilustraciones captadas en la red -cuyo copyright siempre pertenecerá a
sus autores-, como homenaje a todos estos magníficos dibujantes de comics que ya no están entre nosotros.
Estos esforzados artistas que se
dejaron los ojos sobre el papel y se mancharon las manos de tinta para ofrecernos los mejores y más
calientes momentos.
Joan de Vil.
El principio.
La primera imagen
erótica que conservo en la memoria es la
portada de un libro, su anuncio, la magnífica espalda desnuda de una mujer con
los brazos atados por encima de la cabeza y azotada. El libro se titulaba
Katrina. Trataba de la historia de la mujer del zar…Desconozco el autor y no
encuentro la portada…ni en la red.
Fue la primera imagen que despertó mi
imaginación sexual gráfica. Realmente morbosa con cierto toque SM. Toque que
fui buscando en otras publicaciones y que evidentemente no era fácil de
encontrar en España en los 70.
Mientras tanto había que conformarse
con los tebeos de la época y aparte de las bellísimas y castas novias de El
Jabato o El Capitán Trueno, El Corsario de Hierro, de Víctor Mora y Ambrós.
El Corsario de Hierro, a mi entender en aquella época
adolescente, tenía un planteamiento más perverso en sus argumentos que las
aventuras de otros personajes, con un maniqueísmo bien definido tanto en la
alambicada perversidad de los personajes malvados, como en la ingenuidad no
exenta de inteligencia de los buenos, o en la interrelación entre ellos. Y ahí
estaban los sutiles lazos eróticos trazados en torno al Corsario y las mujeres
que desfilan por las aventuras:
Lady Roxana, sobrina de
Lord Benburry, novia del Corsario.
La Princesa Bianca Di
Orsini: Dama veneciana, amiga del Corsario, también enamorada de este. Diamba la esclava negra liberada por el
Corsario que pasa una agónica sucesión de viñetas colgada en cruz de la vela
mayor del barco negrero.
Y La fascinante Capitana
Dagas, bella y salvaje, una auténtica Venus de las pieles del mar siempre
jugando con sus puñalitos, con sus
aptitudes déspotas y su relación dominante y vejatoria para con su
lugarteniente Des Brieux -Masoquistamente enamorado de ella-.
La Capitana no puede
soportar su pasión oculta por el Corsario… Un hombre al que no puede dominar,
al que primero odia, y ante el que finalmente cae rendida y se hace su aliada.
Evidentemente una perversa trama de dominación
sumisión.
Continuará...