A Teresa Melguizo
DE GREGORIO MORALES.
Un beso, mi amor.
¡Pero no un beso casto!
Deja el ósculo, breve y sonoro como un pedo,
para los amantes desvaídos.
Para el marido cuya mujer se ha trocado en madre.
Para el mentiroso cuya novia es una cuenta bancaria.
Para la mujer que odia secretamente a su hombre.
Deja el ósculo para los Judas,
para los lobos disfrazados,
para los políticos triunfales,
para el padre sin amor,
para los camaradas falsos,
para los religiosos hipócritas,
y tú dame un beso obsceno,
indecente,
apasionado.
(PUBLICADO EN WILD GIRLS)
Muchas gracias por visitar Virtual-Post el blog de
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