31 ago 2012

LOVE • SEX • MONEY


¿Es más caro el amor  en una sociedad de consumo en crisis?

 Sí, estamos en crisis, pasando una crisis, viviendo una crisis y lo que nos queda… Pero saldremos, aunque a rastras porque siempre nos quedará Paris, la ciudad del “Amor”

Y todo el mundo sabe lo caro que está Paris. Ahorremos si es posible.



¿Pero sigue funcionando eso de Contigo Pan y Cebolla o es una leyenda de pueblo?
Depende de si te gusta la cebolla, la sopa de cebolla con su pan desmigado, su queso fundido… su huevo escalfado, calentita, -a mí me sale muy bien- para caldearte en una fría noche de crisis invernal. Juntitos los dos como en un bolero, y todo a media luz, bajo el puente, en el arrabal de un tango.

¿Cuánto dinero hace falta para ligar, para conseguir pareja, para amar y ser amados?
Si, seamos honestos, para ligar hace falta dinero. El amor que debería ser gratis, no lo es, es un lujo más supuestamente a tu alcance, es como un coche que lo compras a plazos, con su entrada, sin plan prevert, y ya ahí lo tienes, te puede salir bien, o mal, se puede estropear enseguida o durar toda la vida… Hay que mantenerlo, echarle gasolina de 99 Corazones, la más cara, aceite de motor Incondicional tres en uno que da potencia, comprensión y ternura. El más costoso. Darle unos buenos fregaos con detergente limpiador Sexual Plus –totalmente exclusivo- para que su carrocería brille como el primer día y montarse y viajar y viajar, comerse todas las curvas y devorarse las rectas, tener accidentes y salvarlos, cagarse en sus muertos y aún así seguir conduciendo.

¿Qué bonito no? Se me olvidaba decir que el amor es un coche con dos volantes, tracción 4x4 independiente, a cada volante; que quede claro que ambos volantes tienen que girar en la misma dirección si no, a la larga se jode el embrague, se ensucia el carburador y los pistones atraviesan el capó.
Y si el amor es un coche, ¿cuánto cuesta comprar un coche? es decir conseguir el amor. Y mantenerlo no digamos.

Yo he cambiado de coche un montón de veces, y sigo igual, será que no aprendo a conducir.
Es que me gustan los coches bonitos, con curvas, exuberantes, con motor, años 50, bonitos y peligrosos.

¿Y creéis que soy materialista? Hagamos un resumen de gastos:

Obviemos por ahora el vestuario, ¿cuánto nos hemos gastado para vestirnos? Adán y Eva no tenían ese problema, pasemos por alto el transporte, ya estamos en el sitio. Hemos ido a un local de copas, por ejemplo, para conocer a alguien y… Pues eso. No voy a poner precios, que cada uno se haga sus cuentas. Según gustos y cartera.
Nos pagamos nuestra copa. Nos gusta una chica y entablamos conversación, la invitamos a una copa y acepta, a las chicas les gusta que las inviten, y no es que las mujeres sean unas interesadas, a mí también me gustaría que una chica llegara y me dijera, ven guapo, que te invito, ¿qué quieres tomar?  
El problema viene si me pide algo a cambio y no se lo quiero dar, a las chicas les pasa lo mismo. Invitar a una copa no es patente de corso para meter mano, pero allana el camino y las posibilidades, por lo menos de seguir con el flirteo.
Genial, resulta que congeniáis y os intercambiáis teléfonos y quedáis para veros otro día.
¿Por qué no esa misma noche…?
Porque hay que hacerlo más interesante, “No vayas a pensar que soy una cualquiera. Si te doy caña irás tras de mí, sabré la medida de tus deseos…”
A las chicas les encanta sentirse deseadas, muy deseadas, es como decir, me siento Mujer. Sobre la medida de tus deseos…las hay de todos los tamaños, enhiestas of course.
La ruta sigue por llamadas de móvil que cuestan pasta aún con tarifa plana, otra cita con cenita, otra pasta, un cine, manitas, besos, una caja de preservativos, ¡un hotel! Que no tengo sitio en casa y en el coche está muy visto y es incómodo, nada romántico.
A las chicas les encantan las cenas románticas con velas, y si eres buen cocinero y tienes casa propia -hay quien vive todavía con sus padres, en piso compartido, o con su ex pareja de la que no habla y con la que lo dejo hace chiquicientos años-, ya tienes algo ganado, pero para confeccionar el menú, también hace falta pasta.
Aunque un buen cocinero sabe hacer maravillas con poco.
Un buen vino, no hace falta que sea muy caro para que sea bueno, fíate de la uva, la Chardonnay  sale bien, la Airén también, el champán que no falte, puede ser cava, brut por supuesto. Aunque si quieres triunfar-triunfar, llévala al mejor restaurante. Y punto.
Y luego os lanzáis, sin prisa pero sin pausa.
… Y luego tal vez si te he visto no me acuerdo. Que una noche de sexo puede significar todo o nada.
Llegados a este punto -en la cama-, el proceso se abarata, es prácticamente gratis, digamos que es el momento en el que solo gastas calorías, piel, saliva y energía, pero se recuperan enseguida, sales como nuevo aunque te tiemblen las piernas al levantarte del suelo, donde has acabado de tanto rodar y rodar.
¿Gratis? Se me olvidaban los preservativos, óvulos, y pastillas azules. Eh, cuidado que esas las toman hasta los que no las necesitan, por no fallar… Que el gatillazo es muy malo, aunque no sé quien sufre más, si ellas o ellos… Ella: “Ay no me desea, no le gusto…” Él: “¡No sé, no me había pasado nunca!”
Y vuelta a empezar…
Y ahora sí que hablo del vestuario, ¿cuánto cuesta estar a la moda para causar buena impresión?
La peluquería, el maquillaje, las cremas, la lencería, los zapatos cada vez más altos y más caros, los vestidos cada vez más cortos y más caros. ¿Te irías con esa mendiga que aunque está muy buena, los harapos cubren su impresionante cuerpo y la mugre y los pelos desvirtúan su rostro, y el aliento echa patrás?
Los vaqueros de marca, las camisas de marca, el peluquero, los mocasines de marca, la colonia de marca … el cochazo de súper marca.
¿Te irías con ese tipo que aunque está al lado del haiga, parece un homeless, apesta a de todo y tiene los pies sucios, aunque debajo del atuendo de mendigo y la barba de cien años se oculta un pedazo de hombre con músculos de acero, chocolatina, miembro súper viril, labios sensuales y ojos de ensueño que tapan las legañas?
Hubo un tiempo en que eran ricos y hermosos, ahora son pobres y feos. Y sucios. Es que la belleza y la limpieza, también cuestan pasta. Plata, parné, money, guita…
Deseamos por la vista como comemos con la vista. Y el dinero hipnotiza la pupila.
Afortunadamente estos gastos forman parte del inmovilizado del negocio, es una inversión a corto y largo plazo que da mucho de sí y vale para muchas posibles citas, aunque siempre hay que ampliar el fondo de armario.
¿Y el transporte? Cuanto más lejos vives de la city, más caro sale cada posible cita o cada partida de caza. Podrías quedarte en ese pueblo perdido del extrarradio a verlas venir, pero te da la sensación de que ahí no hay nada que hacer. Y te bajas a la gran manzana.
Cada día que sales tienes que calcular gastos, hay que cenar y tomarse un par de copas, suficiente, y si fumas, peor. Invitar, uf, no sé.
Estamos en crisis, económica, emocional, generacional, amoral, postural, longitudinal, filosófica, ética, en CRISIS vamos, y seguiremos así como un lustro más. Hay que ajustar el presupuesto. Aunque el cinturón nos hará más delgados. ¡Y Sexys!
Si no tenemos dinero, cómo vamos a salir a la calle, si nos quedamos en casa cómo vamos a conocer gente. Espera, que existen varias website para encontrar pareja online, o solo un ligue o un polvete. Pero también cuestan pasta, y lo que la web esconde mejor no saberlo. Además no te vas a pasar la vida chateando y moneando por la webcam, algún día tendrás que quedar y una cita hoy en día cuesta pasta.
Volveremos a la época de posguerra, ligaremos dando largos paseos por la calle principal, invitaremos a la chica a una de pipas, nos besaremos en el gallinero del cine de verano para quitarnos la sal de los labios con la miel de su boca y levantaremos sus faldas en el pajar, o en el huerto, como nuestros padres y abuelos, con la boina calada hasta las cejas y la pistola a punto.
En conclusión, vamos a seguir igual, como Agustina de Aragón, al pie del cañón, seguiremos saliendo a ligar aunque no tengamos guita, buscaremos la forma de economizar medios,  cambiaremos invitaciones a copas por sonrisas sugerentes, cenas románticas con velas con menú de pizza precocinada y alitas de pollo, vino de tetrabrik chardonnay en frasca de vidrio, postre de besos, y cama con sábanas limpias, aunque no tengamos para detergente, porque realmente, si te gusta alguien, si quieres a alguien, y te corresponde, hasta bajo un puente se está a gusto. ¡Hay quien disfruta haciendo el amor en los sitios más estrafalarios!
 
Porque el amor es gratis, lo es aunque no lo parezca y las circunstancias no lo demuestren.
 

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