Los amigos no se besan, ¿o sí se besan?
Con apasionados besos de tornillo, caricias intensas, y desgarradores
arrebatos de pasión que hacen rodar los cuerpos por la habitación. Un orgasmo
feroz y después un te llamo, vale, no sé si podré, pero llámame, hasta mañana. No
hay “te quiero”. Mejor no decirlo.
“Amigos con derecho a roce”, “follamigos”, “amigos con beneficios”,
“amantes sin compromiso”…
Se podría decir amantes, pero los amantes se supone que están
enamorados, y los follamigos no.
Otra forma más de interrelación humana para evitar el desastre y
paliar la soledad.
Moderna, aséptica, bien vista.
¿Quién no tiene un follamig@? Es una suerte, mejor que nada.
Fulanito se separó y lo pasó muy mal.
-¿Qué tal estás?
-Bien, mejor, lo he pasado muy mal, pero ya no quiero relaciones….
Ahora tengo una amiga con derecho a roce…
El miedo al daño, hacerlo, que te lo hagan, que te la den. Es la principal base, evitando el supuesto
compromiso que implican las temibles palabras: pareja, novios, ligue, relación estable… y utilizando,
“solo somos amigos, pero nos acostamos de vez en cuando”, como si eludiendo el
supuesto compromiso, pudiéramos eludir
el fracaso.
Estamos aquí pero no estamos “juntos”, podemos irnos cuando
queramos, podemos conocer a otras personas… somos libres, pero todas nuestras
carencias sexuales y afectivas están cubiertas. ¿Todas?
-¿Sales
con alguien?
-No,
pero tengo un follamigo…
-Entonces
podemos quedar un día para tomar algo, no.
-Si
claro, solo somos amigos.
Pero
cualquier relación, por muy banal que esta sea tiene un principio de
compromiso, un punto de disposición.
Si
un amigo -solo amigo-, te llama por teléfono y no sólo no le coges el teléfono,
sino que tampoco le devuelves la llamada y pasas de él, ya no eres su amigo.
Tal vez necesitara tu ayuda, charlar, o reírse contigo.
La
amistad entre dos personas tal vez sea la forma de relación más compleja, y más
estrecha, la más comprometida si cabe. Puede durar toda la vida, o solo algunos
meses. Implica afinidad y compañerismo, confidencialidad y afecto.
-Me
encanta Menganita, pero es mi amiga y si nos acostamos temo perder su amistad.
-Siempre
podéis ser follamigos.
¿Cómo
se pasa de la amistad al roce? ¿Del compañerismo a la cama?
Un
día de repente te das cuenta de que los ojos de tu amiga te vuelven loco y
decides besarla y ella te corresponde y tras un apasionado intercambio de
labios te dice:
-Los
amigos no se besan.
La
miras asustado y dices:
-Disculpa,
no volverá a suceder.
Y
va y te besa ella.
-Vamos
a la cama…Mmmm!
Evidentemente
los follamigos ya se atraían de antes, se deseaban, pero ante el temor a
ensayar una nueva relación desastrosa, se visten de corderos y se acercan el
uno al otro para compartir penas, alegrías y confidencias… Pero el lobo del
deseo acecha y siempre ataca.
Aunque
también sucede al revés, primero follan, luego son amigos, -aunque el caso es
más raro e implica una peculiar disposición por ambas partes así como una
pérdida de deseo-.
Los
lobos se atraen y se devoran, lo pasan bien pero no tienen más en común, pero
como no se caen mal, se siguen relacionando, hablando, o incluso saliendo
juntos de vez en cuando. Podrían volver a acostarse, tal vez lo hagan pero
saben que no funcionará.
Porque
tal vez ambas partes buscan enamorarse y emparejarse con la persona adecuada.
¿Los
follamigos se enamoran, o no pueden?
Se
gustan se desean, lo pasan bien cuando
están juntos, se encariñan, pero no pueden enamorarse. Si te enamoras estás
perdido. Entonces quieres más, pides más… Y como pasa casi siempre, nadie ama
en igual medida.
En
la Edad Media a las amantes se las
llamaba amigas, o dulce amiga, en inglés el término para novio y novia implica
la amistad como requisito. Muchas mujeres desean que sus maridos sean también sus
amantes y sus amigos. Y debería ser así.
Pero
la amistad y el amor son cosas bien distintas. A un amigo le puedes decir
cuatro verdades, a tu pareja tal vez no.
En
el amor y la amistad hay que aceptar muchas cosas, incondicionalmente. La
verdad seca y dura es más dolorosa que la simple aceptación. Si quieres a
alguien no le restriegas sus defectos una y otra vez, estás ahí por algo y a
veces, te los tienes que comer con patatas, aliñados con sus virtudes.
Los amigos con derecho a roce se están conociendo, no quieren precipitarse,
es mejor así, siempre pueden escapar de las trampas del amor, los celos y la
posesión.
Pero, ¿hasta qué punto se soporta la posible infidelidad de tu
follamigo? ¿Y si tu follamiga no te
quiere ver hoy porque tiene otras cosas mejor que hacer? ¿Si tu follamigo no
está siempre disponible, cuando tú quieres y cómo quieres? ¿O no lo estás tú?
Evidentemente un follamigo no es prioritario en tu vida, porque no
estás enamorada de él.
Tal vez tu follamigo sea celoso de tus amistades y tus salidas.
Posiblemente no quiera ir más allá, acabar en pareja, pero no soporte que
tengas otros follamigos.
Esto quizás, solo sea una antesala de la pareja, un experimento
para ver si funcionamos bien, y así evitar el desastre de una nueva relación.
En la mayoría de los casos los follamigos han sido dañados y condecorados en la
guerra del amor. Y arrastran sus heridas allí donde van. El miedo al dolor hace
evitar una nueva confrontación, pero no se pueden quedar asilados en los
cuarteles de invierno, se impone una razia, sin víctimas y sin batalla.
A menudo una de las partes avanza más que otra, quiere algo más,
la otra duda, tiene suficiente, no quiere perder su libertad, pero no
soportaría que la otra parte no estuviera disponible. Y al final puede que la
parte que avanza se retire por completo.
Esto es una pareja ficticia, decimos amigos con derecho a roce
para evitar un compromiso, pero en el fondo ya lo tenemos, porque por el solo hecho
de ser amigos ya estamos comprometidos.
Otra posibilidad es tener un follamigo hasta que surja algo mejor, alguien que nos arrebate, nos quite el sentido, nos enamore y nos olvidemos de todos los peligros y caigamos de nuevo en la trampa del amor. Fall in love again.
Mientras tengamos una amiga con beneficios nos entregaremos a
medias y podremos salir huyendo a la primera de cambio. Sin temor a causar
dolor. Porque los follamigos –en teoría-
no se enamoran, no sufren, no exigen posesión ni compromiso, no
implican afecto.
-No puedes sentirte celosa, cariño, no estamos juntos, solo somos
amigos.
Es una forma de estar y cubrir necesidades, no está sacramentada,
ni tipificada legalmente, aunque todo es posible y pronto existirá la forma
legal “follamigos de hecho”.
Penúltima pregunta. ¿Cómo se hace? ¿Se propone? ¿O surge? ¿Lo plantean
ambas partes a la vez?
Encuentras a una chica monísima, le das un beso y le dices: quiero
ser tu follamigo.
Hay múltiples respuestas:
·
-¿Tu
de que vas tío?
·
-¿Qué?
·
-Acabo
de salir de una relación muy mala…
·
-He
venido a divertirme.
·
-Solo
me he enamorado una vez y no creo que pueda enamorarme nunca.
-Los follamigos no se enamoran… -Dices tú.
-Ya, por ahí se empieza.
Última pregunta: ¿Esta es una nueva forma de
liberalidad sexual?
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